A veces, querer cambiar es el problema y lo hacemos porque nos comparamos con los otros. En esta etapa del desarrollo, el grupo de iguales es fundamental y la comparación empieza a ser una práctica muy extendida, y ya no solo en el mundo real, sino mucho más en las redes sociales.
Al querer mejorar, nos perdemos y empezamos a compararnos, vemos en el otro lo que creemos que nos hace falta a nosotros cuando en realidad estamos completos. Sufrimos por ser aquella persona que posiblemente nunca querríamos llegar a ser pero que destaca en algún aspecto que no tenemos o bien son admirados por algún motivo. La comparación nos genera inseguridad, nos devuelve una imagen de nosotros incompleta, por eso compararnos es un acto autodestructivo que nos daña la autoestima, aquella que estamos empezando a construir.
Un árbol hace de árbol.
Una montaña es una montaña, es perfecta tal y como es, no hay lucha, simplemente es.
Reflexiona:
- ¿Qué sientes cuando comparas tu vida con la de los demás en las redes sociales? ¿O bien cuando te comparas con el líder de tu clase o con aquella que según tu tiene mejor cuerpo que el tuyo?
- ¿Qué precio pagarías para alcanzar un ideal que no es real?
- ¿Cómo te sientes cuando solo muestras la versión “perfecta” de ti mismo en línea? ¿qué pasa si te muestras tal y como eres??
- ¿Qué partes de ti sientes que están incompletas debido a las comparaciones?
El secreto es descubrir quién eres tú, no luchar o esforzarte para ser otro.
¿Te atreves a empezar la aventura del autodescrubrimiento?